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Comunicación Estratégica

No estamos mejor que antes, pero comunicamos y actuamos como si lo fuera

Los espacios que deja la desinformación o la mala información pueden ser el nuevo peligro que enfrenta el control de esta pandemia.

La interpretación no debería de tener lugar en momentos o circunstancias críticas en las que se juega tanto, no sólo en la economía, hablamos de la vida de las personas; sin embargo, este es el origen del espacio que la comunicación poco eficiente le ha cedido a la confusión.

La prisa por activar nuevamente la movilidad e inaugurar la llamada «nueva normalidad», en ánimo de no dañar más la economía del país, ha generado declaraciones poco precisas. Comunicar de alguna forma que el 1 de junio comenzaría esta nueva etapa llevó a asumir que la vida volvería a las calles y que las casas quedarían nuevamente al amparo del silencio; que habría espacio para planear vacaciones como compensación a los días de encierro; que se reanudarían las visitas a familiares y amigos, que muchos volverían a los centros de trabajo y que los espacios públicos serían nuevamente eso.

Lo cierto es no estamos mejor que antes, la pandemia no está bajo control y no tendríamos que concluir ni asumir nada de lo anterior. El riesgo no es el mismo, ahora es peor.

La comunicación de quienes lideran esta conversación en el país ha tenido y sigue teniendo grandes áreas de oportunidad a lo largo de esta crisis sanitaria en México.

Por un lado, se habla oficialmente de la etapa de nueva normalidad, a partir del 1 de junio, pero cómo comenzar esta etapa y en qué consiste si las cosas no han cambiado para bien.

En la última semana (25 de mayo al 1 de junio), aumentaron en 22 mil 330 los casos de Covid-19, es decir han crecido en más del 30%, además, se registraron 2 mil 534 muertes por esta causa. Por qué no comunicarlo así de claro y decir no hay razones para volver a la calle, no al menos en términos de salud y control de la pandemia, pero las autoridades han optado por no ser claros e incluso dar dobles mensajes.

Mientras el subsecretario Hugo López-Gatell anuncia que ahora el manejo de la pandemia depende de los estados y que cada uno habrá de definir acciones de control y activación, la Secretaría de Gobernación dice que no, que no son autónomos y los gobernadores responden que no entienden cosas tan básicas como porqué se les ha dado cierta clasificación en el semáforo establecido por el Gobierno Federal, por tanto cada uno seguirá tomando decisiones en lo individual y, en el mejor de los casos, en coordinación con los estados colindantes.

Por otro lado, se anuncia el crecimiento de casos y que la curva no ha respondido como se esperaba pero, por otro, el Presidente reanuda sus giras en las que se rompe por completo el lineamiento de la sana distancia, el banderazo inaugural en las obras del Tren Maya no pueden esperar y Quintana Roo dice que se prepara para comenzar aperturas a partir del 8 de junio.

El país entero sigue en rojo, salvo Zacatecas que ha alcanzado el color naranja, pero no hay amarillo y menos aún verde; la ocupación hospitalaria tampoco va a la baja, entonces ¿por qué pensar que ya no es necesario mantenernos en casa? La comunicación ha fallado.

Aún podemos corregir, diciendo claramente donde estamos, que no debemos bajar la guardia a riesgo de acelerar el descontrol y no frenar adecuadamente los efectos de esta pandemia que no parece llevar las andanzas que se tenían previstas. La mejor decisión, de ser posible, seguirá siendo quedarse en casa.

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